¿Sabe que relación hay entre los tipos de interés y el precio de los bonos?

Hoy vamos a hacer un artículo muy breve pero que consideramos muy necesario para todo aquel inversor que esté interesado en comprar productos de renta fija.

La renta fija no es fija

 

Este es un concepto básico a la hora de comprar renta fija. Hemos de tener en cuenta que con la renta fija, se puede perder dinero, ya que el producto que nosotros compramos a un determinado precio, tendrá una oscilación que puede beneficiarnos o perjudicarnos. El decir, el precio que hemos pagado por nuestro producto de renta fija, fluctuará durante su vigencia.

Por lo tanto, tengan en cuenta que un producto de renta fija tiene una serie de características que no varían, como su fecha de vencimiento o el cupón que nos va a pagar, sin embargo el precio del producto de renta fija, sí que varía.

Relación entre el precio de la renta fija y los tipos de interés

 

Existe una relación inversa entre la evolución de un bono por ejemplo y la evolución de los tipos de interés. Es decir, cuando los tipos de interés suben, los precios de los bonos caen, y viceversa. Veamos un ejemplo:

Imaginemos que compramos un bono de la República de Italia, con un vencimiento en 2025 y que nos paga un cupón anual del 5%. Y que este bono nos ha costado 100. ¿Qué ocurrirá si el tipo de interés italiano sube?

Pues lógicamente, nuestro bono dejará de ser tan interesante como antes, ya que se podrán comprar otros bonos al mismo vencimiento que paguen un cupón más interesante. Así pues, el bono que hemos comprado, caerá de valor. Imaginen que cae a 97.

Si hemos comprado 100.000€ en este bono, ante esta subida de tipos de interés, nuestra inversión pasará a valer 97.000€.

 

¿Sabe que pasaría con sus fondos de inversión si su banco quiebra?

Recientemente leíamos los datos de una encuesta en la que se preguntaba a un amplio grupo de ahorradores/inversores, si sabían que era lo que pasaba con su fondo o fondos de inversión en el caso de que el banco donde los tuviera depositados quebrara. La respuesta nos ha dejado «preocupados» ya que un 52% de los encuestados no sabía que pasaría con sus fondos.

En primer lugar vamos a tratar de ser muy claros a la hora de responder esta duda:

En ningún caso, ante la quiebra del banco, el inversor en fondos de inversión pierde su dinero, ya que los fondos de inversión están fuera del balance de la entidad.

Cuando compramos participaciones en un fondo de inversión, somos titulares de una inversión que depende de la gestora del fondo de inversión y no de la entidad que lo comercializa. Si nuestro banco quiebra, podríamos llevarnos nuestros fondos de inversión a otra entidad. 

Sería el mismo caso que si tenemos unas acciones de bolsa, y el banco quiebra. En este caso, las acciones son nuestras, y por tanto podríamos llevárnoslas a otra entidad sin problemas (salvo por supuesto si son acciones del propio banco que quiebra, que en ese caso dejarán de tener valor como por ejemplo ocurrió con el Banco Popular).

Sin embargo, si el fondo de inversión en el que hemos invertido, tiene dentro de su cartera productos del banco que quiebra (por ejemplo depósitos o acciones de ese banco), sí que se producirá un impacto negativo en la rentabilidad del fondo. Este impacto dependerá del peso que tenga el fondo a la entidad que ha quebrado. Generalmente en fondos bien diversificados y gestionados ese impacto no se notaría apenas. Sin embargo en el caso de fondos propios, hay gestores que ponderan en exceso los productos de su propia entidad, lo que podría generar un impacto elevado en el fondo en un caso de quiebra.

 

¿Cómo actuar cuando el mercado se desploma?

En semanas como la actual, en las que los índices sufren caídas por encima de lo habitual y de una manera muy continuada, es importante saber cómo moverse en el mercado, especialmente cuando se tienen en cartera inversiones muy sesgadas a renta variable.

Cuando se viven fases de correcciones relevantes, nuestro consejo es que no hay que dejarse llevar por el pánico. Lo que hay que hacer, es analizar la situación antes de tomar una decisión. Ver si el nivel de riesgo de la cartera es el adecuado en comparación al riesgo que se puede tolerar, y valorar qué motivos están provocando las caídas, es algo clave en este análisis.

Si la cartera está pasada de riesgo, es probable que las correcciones del mercado afecten en buena medida a la cartera, por lo que podría suponer una fuente de preocupación que no debería de producirse. En este caso, nuestro consejo es tender a adecuar la cartera a una composición que sí permita afrontar caídas con mayor tranquilidad. Esperar a un rebote para ello o hacerlo en plena corrección es una decisión que debería de analizarse con la ayuda de un asesor financiero. 

Si la cartera está dentro de los parámetros de riesgo, el siguiente paso sería valorar si la corrección está justificada por un deterioro económico real o algún hecho que pueda tener implicaciones de largo plazo, o si por el contrario se trata de un ajuste puntual del mercado. En el primer caso, lo normal es ir reduciendo exposición a renta variable en la cartera, mientras que en el segundo escenario, puede ser más apropiado mantener la calma, ya que cuando se producen correcciones violentas provocadas por un factor puntual, la posterior recuperación del mercado suele ser rápida.

De todas formas e independientemente a esto, consideramos que una cartera de inversión no puede ser algo que no quite el sueño, por lo que en el caso de que la situación del mercado nos preocupe en exceso, es bueno reducir riesgo o hacer liquidez, hasta que pase el ruido de mercado y podamos volver a incorporarnos otra vez con mayor seguridad.

Invertir sin diversificar implica asumir más riesgo.

A la hora de invertir, uno de los aspectos en los que más nos gusta hacer hincapié es en la diversificación, ya que creemos que es un error muy común entre los inversores y que es muy fácil de subsanar.

Diversificación

Como hemos comentado en otras ocasiones, diversificar implica repartir la inversión entre distintos tipos de activos, zonas geográficas, sectores u horizontes temporales, con la intención de tener una cartera lo mejor distribuida posible.

Es decir, diversificar no es tener cuatro o cinco bancos en cartera, ya que en este caso no existe tal diversificación; sino en tener varias acciones (en el caso de que se tenga una cartera de acciones), que inviertan en sectores diferentes, que pertenezcan a mercados diferentes…

Como ejemplo fácil, cuando alguien nos pide opinión sobre una cartera de renta variable en acciones por ejemplo, valoramos incluir distintos sectores (consumo defensivo, tecnología, utilities…), distintas zonas geográficas (Europa, EEUU, Asia…) e incluso distintas divisas (euro, dólar, libra…).

Descorrelación

Sin embargo, no solo hemos de buscar productos que nos ayuden a diversificar la cartera. También es importante incluir algunos activos que puedan ayudarnos a descorrelacionar nuestra inversión, o lo que es lo mismo, activos que no se comporten de la misma manera ante un escenario determinado del mercado.

Por ejemplo, el Oro ha sido históricamente un activo que ayudaba a descorrelacionar el comportamiento de las carteras, ya que se utilizaba como activo refugio ante caídas en los mercados. Hoy en día, sigue contemplándose de esta manera, aunque bien es cierto que su descorrelación con el mercado es algo menor.

Fondos de Inversión

En nuestra opinión, uno de los productos ideales a la hora de diversificar una cartera, especialmente para todos aquellos ahorradores que todavía no disponen de un patrimonio demasiado elevado, son los fondos de inversión.

Un fondo de inversión como ya hemos comentado en ocasiones, es una cesta de activos que esta gestionada por un equipo de profesionales, y de la cual se pueden adquirir participaciones, lo que nos permite poder acceder a todas las ventajas de una gestión profesionalizada y por tanto diversificada, con un coste muy bajo.

 

 

¿Cómo protege su cartera un gestor profesional?

Muchos ahorradores que está comenzando a dar sus primeros pasos en el campo de las inversiones, nos hacen esta pregunta. Es algo lógico y normal, más aún cuando todos sabemos que a la hora de invertir, nuestra cartera va a sufrir en cierto grado las fluctuaciones que tengan los mercados financieros, tanto al alza como a la baja. Por supuesto, cuando los mercados suben y nuestras carteras recogen parte de esa subida, todo va «sobre ruedas»; pero, ¿que ocurre cuando el mercado corrige?

El mercado cae, ¿Qué hacemos?

¿Hay alguna manera de evitar que nuestra cartera pierda valor, o no nos queda otra opción que asumir las caídas? Para responder a esta pregunta, vamos a comentarles cómo actúan los gestores profesionales.

Lógicamente, el trabajo de un gestor consiste en tratar de anticiparse a los movimientos del mercado, para lograr sus objetivos, que no son otros que mejorar el comportamiento de un índice de referencia o «benchmark» que tenga su cartera o fondo de inversión. Para poder «batir al mercado», el gestor debe de adaptar su portfolio tanto en las subidas como en las caídas.

Para poder mejorar el comportamiento del mercado cuando este cae, solo hay dos soluciones, la primera es estar en liquidez y la segunda es proteger o «cubrir» la cartera. Estar en liquidez no es una solución para la mayoría de gestores, ya que por mandato, estos suelen estar obligados a tener unos determinados niveles de liquidez e inversión. Por tanto, la solución para los gestores profesionales pasa por proteger sus inversiones.

¿Qué es «cubrir» una cartera?

Consiste en proteger los activos de la cartera en la medida en la que sea posible. Cuando compramos un activo, el comportamiento de este está por norma general directamente relacionado con el comportamiento del mercado. Para proteger estas posiciones, hay que buscar instrumentos que logren ganar dinero cuando el mercado cae.

¿Cómo se «cubre» una cartera?

Los profesionales, utilizan productos derivados como los futuros financieros o las opciones para proteger sus posiciones alcistas. En muchos casos, una cartera de renta variable por ejemplo, se puede proteger vendiendo futuros sobre un determinado índice. Imaginen un gestor de renta variable española que tiene como objetivo mejorar el comportamiento del Ibex35. Cuando el mercado llega a una determinada zona de resistencia o el gestor piensa que ha llegado un momento donde puede haber correcciones, lo normal es que proteja su cartera vendiendo futuros del Ibex35, aunque también podrá cubrir valor por valor, vendiendo futuros sobre cada una de las acciones que tenga en cartera.

A nivel particular, los derivados no suelen utilizarse, ya que es un producto que tiene cierta complejidad y no es apto para todos los inversores. Generalmente, los inversores minoristas suelen proteger sus carteras con la compra de ETFs inversos, es decir, ETFs que ganan cuando los mercados caen. Sin embargo este tipo de cobertura suele ser menos eficiente, ya que los ETFs no replican con la misma exactitud que un futuro y además sólo existen ETFs inversos sobre unos pocos índices bursátiles, pero no sobre acciones.

Ventajas de invertir en fondos de inversión

Esta capacidad que tienen los gestores profesionales para proteger sus posiciones, hace que el hecho de invertir en un vehículo gestionado nos permita favorecernos de las herramientas de las que disponen los gestores para llevar a cabo una gestión lo mejor posible. Cuando un inversor particular buscar hacer una cartera de inversión, el hecho de recurrir a los fondos de inversión, le puede ahorrar mucho trabajo y permitirle ser más eficiente a la hora de gestionar su patrimonio.

 

¿Gestión activa o pasiva? ¿Cual es mejor?

Muchos inversores nos preguntan si preferimos los activos de gestión activa o los de gestión pasiva a la hora de configurar una cartera. Sin embargo, antes de contestar a esta pregunta, creemos que es importante saber en qué consiste cada tipo de gestión.

 

Gestión Pasiva

 

La gestión pasiva, consiste por definición en hacer una réplica lo más exacta posible al comportamiento del índice de referencia o «benchmark» que se quiera replicar. Es por ello, que en este tipo de activos, no se realiza realmente ningún tipo de actividad de gestión, si no de equilibrado puntual de los pesos del activo, para que este sea lo más próximo en su comportamiento al «benchmark» que sea posible.

Un ETF por ejemplo es un producto de gestión pasiva. Si un inversor compra un ETF sobre el Ibex35, no podrá esperar que su ETF se comporte mejor o peor que el Ibex, ya que se va a comportar de una manera casi idéntica mercado español.

Así pues, quédense con el concepto de que dentro de los productos de gestión pasiva, no existe ningún tipo de gestión real del patrimonio.

Es por ello, que en fases bajistas del mercado creemos que los productos de gestión pasiva tienen más peligro que los productos de gestión activa, ya que recogerán las caídas en la misma proporción y velocidad que el mercado por lo que pueden tener un impacto negativo mayor en las carteras.

 

Gestión Activa

 

La gestión activa, tiene como objetivo principal, el lograr batir a un índice de referencia o «benchmark». En este caso, sí que hay un equipo gestor del activo, que trata de aplicar sus conocimientos, trabajo y experiencia en lograr mejorar el comportamiento del índice de referencia que se hayan marcado. Es decir, aquí sí que hay una gestión real.

Por norma general, los fondos de inversión son productos de gestión activa, aunque algunas gestoras han comenzado a crear fondos indexados (gestión pasiva) para poder competir con los ETFs.

Un fondo de gestión activa que tenga como índice de referencia al Ibex35 por ejemplo, buscará mejorar el comportamiento de este en todos los escenarios, es decir hacerlo mejor que el mercado tanto en fases alcistas como en fases bajistas.

Sí que nos gustaría matizar que, hacerlo mejor que el índice en fases bajistas, no implica necesariamente que el fondo tenga que subir cuando el mercado baja; si no que con el mero hecho de caer menos que el índice, el fondo ya estaría haciendo una gestión activa bastante correcta.

¿Nuestras preferencias?

 

En nuestra opinión, la gestión activa tiene más calidad, y por lo tanto vemos más valor en un producto de gestión activa que esté bien gestionado. Sin embargo, en determinados momentos, sí que creemos que las carteras pueden complementarse con algún producto de gestión pasiva, especialmente en fases donde los mercados hayan corregido con fuerza, y un producto de gestión pasiva pueda ayudar a incrementar la exposición de la cartera puntualmente.

Por tanto, aunque preferimos la gestión activa en las carteras, creemos que ambos tipos de activos se pueden complementar sin ningún problema, aportando diversificación a nuestras inversiones.

 

¿Por qué un asesor financiero me conviene más que el director de mi oficina?

Cada vez son más los ahorradores, que han dejado de confiar en el director de su oficina bancaria de toda la vida y recurren a los servicios de un asesor financiero profesional. Los motivos son varios:

Clientes más formados financieramente

 

Gracias a la labor formativa que se lleva a cabo por muchos profesionales del sector, a través de Internet, conferencias o cursos, los ahorradores españoles cada vez disponen a su alcance de un mayor número de posibilidades para mejorar sus conocimientos financieros.

Esto contribuye a que sea más fácil para un individuo que desea invertir, el saber qué aspectos valorar en un producto para saber si es algo que le puede interesar o no. Sin embargo, también para los asesores es importante que los clientes estén formados financieramente, ya que de esta manera se facilita que la relación entre el asesor y el cliente pueda ser más productiva.

Es por ello, que el cliente formado, es más exigente con respecto a la manera de gestionar su patrimonio, por lo que buscará a su vez a profesionales que le puedan ofrecer realmente lo que está buscando o lo que necesita.

Precedentes de la banca comercial

 

Durante los últimos años, han sido numerosos los casos de ahorradores afectados por la mala evolución o mal resultado de algún producto ofrecido por su banco. En muchos de estos casos, no se ha tratado de un cliente aislado, si no de un amplio grupo de afectados por un mismo producto, lo que da pie a pensar en fallos graves a la hora de seleccionar tanto el producto como el cliente objetivo.

Por norma general, los bancos suelen lanzar determinados productos, que posteriormente deben de ser comercializados por la red de oficinas para alcanzar una serie de objetivos. Esto provoca que estos productos se puedan ofrecer de manera indiscriminada a los clientes, independientemente de si esos son adecuados o útiles para cumplir las necesidades y objetivos del cliente.

Esto ha generado una importante pérdida de confianza de los ahorradores en su banco de toda la vida, provocando la búsqueda de un punto más de calidad, profesionalidad e independencia en sus inversiones.

Banca privada más accesible

 

Siempre se ha pensado que un asesor financiero era un profesional al que solo podían recurrir las personas con gran patrimonio. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.

La banca privada, ha ido flexibilizando su estructura, hasta el punto de que prácticamente cualquier tipo de cliente que desee invertir sus ahorros, puede hacerlo con la ayuda de un asesor financiero y lo que es igualmente importante, invertir en una amplia gama de productos que la banca comercial no ofrece a sus clientes.

Fondos de inversión de terceros, acciones, renta fija… son instrumentos de inversión que hoy en día pueden estar al alcance de cualquier inversor.

Conclusión

 

Tras este comentario, estamos seguros de que muchos de nuestros lectores pueden pensar que hay que salir huyendo de los bancos comerciales, pero en ningún modo queremos decir eso.

Los bancos comerciales tienen un sentido y utilidad importantes para cualquier ahorrador, pero creemos que hay que saber exactamente en qué servicios nos pueden ayudar (tarjetas, domiciliaciones, seguros, préstamos e hipotecas…).

Sin embargo, para todo lo relativo a inversiones, nuestra recomendación es que acudan a los servicios de un asesor financiero profesional, que pueda ayudarles a iniciar su andadura en el campo de las inversiones, buscando los productos más atractivos y adecuados a su perfil de inversión.

La formación, ¿es tan importante para invertir correctamente?

Somos conscientes de que muchos ahorradores, y así nos lo transmiten, tienen ciertos recelos a la hora de comenzar a invertir sus ahorros. Creemos que esto es algo normal, especialmente si echamos la vista atrás y vemos el largo historial de productos que durante años la banca tradicional ha colocado a sus clientes, sin valorar si realmente eran o no convenientes para ellos.

Es por ello que creemos que la formación financiera es algo imprescindible para todo ahorrador. Tengan en cuenta, que cuanto más formado está un cliente, más sencilla también es la labor del asesor financiero, y por tanto más satisfactoria puede ser la experiencia de invertir.

Un cliente formado, podrá valorar si el producto que le están ofreciendo es o no adecuado a sus necesidades y objetivos, y por tanto podrá determinar si encaja en su cartera. Lógicamente, esta es la principal labor del asesor financiero, pero no podemos caer en el error de dejar todo en manos de un profesional y olvidarnos de nuestras inversiones.

En nuestra opinión, creemos que es muy importante y productivo para los clientes, que se produzca un «tandem» o lo que es lo mismo, una especie de equipo entre el asesor financiero y el cliente. Por eso, creemos que además de que es asesor debe esforzarse en explicar todos los detalles y características de la inversión propuesta, el cliente debe también irse de la reunión con la total tranquilidad de que la inversión planteada es la adecuada. Es por ello que no hay que dudar nunca en preguntar todas las cuestiones que surjan sobre la inversión o cartera propuesta.

Por otro lado, los clientes que están más formados financieramente, son capaces de reaccionar mejor y con más eficiencia a los diferentes movimientos y comportamientos de los mercados, ya que son capaces de entender cómo funcionan estos. Errores como la falta de paciencia a la hora de invertir, o dejarse llevar por la codicia o el pánico en determinados momentos, son más fáciles de subsanar si se tiene cierta formación.

Hoy en día, cada vez más asesores y empresas de asesoramiento como Consulae Eafi, estamos apostando por formar a nuestros clientes, ya que creemos que esto es algo que a la larga, mejorará todo lo relacionado con los servicios financieros.

¿Por qué la capitalización compuesta hace que ganemos más dinero?

En economía hay dos conceptos claves que todos deberíamos de conocer, el de capitalización simple y el de capitalización compuesta.

Capitalización Simple

En palabras sencillas, cuando invertimos un capital a un determinado tipo de interés, y los intereses que va generando ese capital, no nos aportan ninguna rentabilidad adicional, estaríamos en un régimen de capitalización simple.

Ejemplo.

Invertimos en un depósito a 5 años, 100.000€ al 3% anual. En este caso, cada año, el depósito nos da unos intereses de 3.000€ cada año, y al vencimiento, se nos devuelve el capital. Veamos la operación año a año.

Inicio: 100.000€

Año 1: +3.000€

Año 2: +3.000€

Año 3: +3.000€

Año 4: +3.000€

Año 5: +3.000€ + 100.000€ (devolución del capital)

Total: 115.000€ (Rentabilidad del 15% en 5 años)

Capitalización Compuesta

En la capitalización compuesta, cuando invertimos un capital, consideramos que los intereses que va generando ese capital, se suman a la aportación de rentabilidad. Es decir, los intereses que ganamos, generan rentabilidad adicional.

Ejemplo.

Supongamos el mismo ejemplo anterior, pero con capitalización compuesta. Es decir, un producto a 5 años al 3% anual, en el que invertimos 100.000€

Inicio: 100.000€

Año 1: +3.000€

Año 2: +3.090€

Año 3: +3.182,70€

Año 4: +3.278,18€

Año 5: +3.376,52€ + 100.000€ (devolución del capital)

Total: 115.927,40€ (Rentabilidad del 15,92% en 5 años)

Diferencias

Si se han dado cuenta, en un caso los intereses generan rendimiento (capitalización compuesta) y en el otro caso no (capitalización simple), lo que provoca que en el caso de la capitalización compuesta, generemos una mayor rentabilidad a nuestra inversión.

Uno de los activos que aplica la capitalización simple, son los depósitos, mientras que uno de los activos que aplica la capitalización compuesta, son los fondos de inversión

Fondos de Inversión y capitalización compuesta

Unos de los productos que solemos recomendar para realizar un ahorro a largo plazo, son los fondos de inversión, ya que invirtiendo en ellos, podemos aprovecharnos de la capitalización compuesta para poder ganar más dinero. En el ejemplo que hemos utilizado, para que fuera sencillo el plazo era únicamente de 5 años, pero ¿se imaginan las diferencias que puede aportarles la capitalización compuesta, si la inversión fuera a 40 años?

 

Opciones financieras. ¿Qué son y cómo funcionan?

Definición de opción financiera

Dentro de los productos derivados, un gran desconocido son las opciones financieras, que es un instrumento que otorga a su comprador el derecho a adquirir un determinado activo, a un precio conocido de antemano, y en un vencimiento concreto; mientras que al vendedor, le otorga la obligación de realizar la operación con las condiciones acordadas.

A cambio de adquirir ese derecho, el comprador de la opción, paga una prima, mientras que el vendedor de la opción es quien la cobra.

Ejemplo.

Luis, compra opciones para adquirir acciones de Telefónica a 8€ en marzo de 2019. Al comprar estas opciones, Luis adquiere el derecho a comprar Telefónica a 8 en el mes de marzo de 2019, mientras que quien ha vendido esas opciones, tiene la obligación de vendérselas. A cambio de adquirir ese derecho, Luis ha pagado una prima de 0,50€ por acción al vendedor de la opción.

Al ser un contrato con un precio y un vencimiento estipulados, se podrán dar una serie de supuestos en los que a Luis le pueda interesar o no ejercer su derecho. En función de estos supuestos, Luis ganará o perderá dinero, pero siempre teniendo presente, que la máxima perdida a la que se enfrenta el comprador de una opción es la prima pagada, mientras que la máxima perdida a la que se enfrenta el vendedor de una opción puede ser ilimitada.

Supuestos:

Si ha vencimiento el precio de Telefónica es igual o superior a 8,50€ a Luis le interesa ejercer su derecho a comprar las acciones. Como el precio de compra es 8€ y ha pagado 0,50€ por acción, a partir de 8,50€ Luis comienza a ganar dinero con la operación, siendo 8,50€ su punto de equilibrio, donde ni gana ni pierde dinero.

Con una Telefónica a 10€, Luis ganaría 1,50€ por acción.

¿Y el vendedor de la opción?

Lógicamente, si el comprador de la opción ha ganado 1,50€ por acción, eso sería lo que perdería el vendedor de la opción sobre Telefónica.

Si ha vencimiento el precio de Telefónica es igual o inferior a 8,50€ a Luis no le interesa ejercer su derecho a comprar las acciones, ya que aunque su precio de compra sea de 8€, hay que tener en cuenta que ha pagado una prima de 0,50€ por lo que por debajo de 8,50€ comienza a perder dinero. En este caso, Luis perdería la diferencia entre el precio de Telefónica en ese momento, y su precio de equilibrio (8,50€), siendo su máxima perdida limitada en la prima pagada de 0,50€.

Con una Telefónica a 6€, Luis perdería como máximo la prima pagada de 0,50€ por acción, ya que no ejercería su derecho a comprar las acciones a 8€ que le supondría una pérdida mucho mayor.

¿Y el vendedor de la opción?

En este caso, el vendedor ganaría la prima de 0,50€ por acción que ha pagado Luis.

Principales diferencias con los futuros financieros

Al igual que los futuros, las opciones financieras son un contrato establecido entre dos partes, con unas condiciones acordadas de antemano, el precio de compra o venta (precio de ejercicio) y el vencimiento.

La diferencia principal entre un futuro y una opción, radica en que mientras que los futuros obligan a ambas partes, las opciones solo obligan al vendedor, mientras que al comprador le otorgan el derecho a decidir si lleva a cabo la operación o no. A cambio, el comprador paga una prima, que es otro concepto que no existe en los contratos de futuros.

¿Quiere tener éxito en sus finanzas? Pinche aquí